En el mes de marzo ha sido publicado un trabajo titulado: “Clasificación de riesgo de varios contaminantes orgánicos persistentes en peces detritívoros del Río de la Plata”. Este trabajo es un llamado de atención sobre sustancias que son extremadamente contaminantes, persistentes en el tiempo y que se bioacumulan en peces que terminan siendo tóxicos para los humanos que los consumen.
El trabajo tuvo como objetivo evaluar la bioacumulación y el riesgo asociado al consumo de peces que obtienen su alimentación de detritos o materia orgánica en descomposición ricos en lípidos. El estudio abarcó una serie completa de contaminantes orgánicos persistentes como los bifenilos policlorados (PCB), plaguicidas clorados, clorobencenos, difenil éteres polibromados dibenzo dioxinas policloradas y furanos, que fueron analizados en sábalos (Prochilodus lineatus) y otras especies migratorias de peces recolectadas en las costas de la región Metropolitana de Buenos Aires.
En los músculos grasos de los peces se detectó una muy alta concentración de contaminantes orgánicos tales como mirex, endosulfán, aldrín, dieldrín, endrin, dioxinas, furanos y PCB.
Según el estudio éstas son algunas de las mayores concentraciones reportadas para peces. También destaca la notable capacidad de tiene el sábalo de alimentarse de partículas antropogénicas muy contaminadas y tolerar una carga muy alta de éstas. De acuerdo a los contaminantes encontrados, los hallazgos estarían indicando que el sábalo se alimenta directamente de los desagües del sistema de saneamiento.
A excepción del endosulfán, los plaguicidas analizados en este estudio son sustancias prohibidas desde que se comenzó a implementar el Convenio de Estocolmo (mayo 2004) en todo el mundo. En el caso de Uruguay, la eliminación del aldrín, dieldrín y endrin fue incluso anterior a dicha fecha y en el caso del mirex su uso fue prohibido en julio de 2004.
Lo anterior muestra que el hecho de que estas sustancias hayan sido prohibidas en determinada fecha no implica que hayan sido eliminadas de nuestros ecosistemas, ya que son sustancias contaminantes muy persistentes en el ambiente y bioacumulables en las cadenas alimenticias.
Sin embargo, ello no ha sido obstáculo para que el insecticida endosulfán, conocido mundialmente por sus impactos en la salud y la destrucción del medio ambiente, aún esté autorizado en nuestro país. Es más, en Uruguay este agrotóxico ha provocado la mortandad de peces, fauna indígena y hasta de ganado vacuno. A pesar de ello, la Dirección de Servicios Agrícolas ha autorizado su comercialización hasta mayo 2014.
Este trabajo es un llamado de atención sobre sustancias que son extremadamente contaminantes, persistentes en el tiempo y que se bioacumulan en peces que terminan siendo tóxicos para los humanos que los consumen.
El trabajo tuvo como objetivo evaluar la bioacumulación y el riesgo asociado al consumo de peces que obtienen su alimentación de detritos o materia orgánica en descomposición ricos en lípidos. El estudio abarcó una serie completa de contaminantes orgánicos persistentes como los bifenilos policlorados (PCB), plaguicidas clorados, clorobencenos, difenil éteres polibromados dibenzo dioxinas policloradas y furanos, que fueron analizados en sábalos (Prochilodus lineatus) y otras especies migratorias de peces recolectadas en las costas de la región Metropolitana de Buenos Aires.
En los músculos grasos de los peces se detectó una muy alta concentración de contaminantes orgánicos tales como mirex, endosulfán, aldrín, dieldrín, endrin, dioxinas, furanos y PCB.
Según el estudio éstas son algunas de las mayores concentraciones reportadas para peces. También destaca la notable capacidad de tiene el sábalo de alimentarse de partículas antropogénicas muy contaminadas y tolerar una carga muy alta de éstas. De acuerdo a los contaminantes encontrados, los hallazgos estarían indicando que el sábalo se alimenta directamente de los desagües del sistema de saneamiento.
A excepción del endosulfán, los plaguicidas analizados en este estudio son sustancias prohibidas desde que se comenzó a implementar el Convenio de Estocolmo (mayo 2004) en todo el mundo. En el caso de Uruguay, la eliminación del aldrín, dieldrín y endrin fue incluso anterior a dicha fecha y en el caso del mirex su uso fue prohibido en julio de 2004.
Lo anterior muestra que el hecho de que estas sustancias hayan sido prohibidas en determinada fecha no implica que hayan sido eliminadas de nuestros ecosistemas, ya que son sustancias contaminantes muy persistentes en el ambiente y bioacumulables en las cadenas alimenticias.
Sin embargo, ello no ha sido obstáculo para que el insecticida endosulfán, conocido mundialmente por sus impactos en la salud y la destrucción del medio ambiente, aún esté autorizado en nuestro país. Es más, en Uruguay este agrotóxico ha provocado la mortandad de peces, fauna indígena y hasta de ganado vacuno. A pesar de ello, la Dirección de Servicios Agrícolas ha autorizado su comercialización hasta mayo 2014.
Este trabajo es un llamado de atención sobre sustancias que son extremadamente contaminantes, persistentes en el tiempo y que se bioacumulan en peces que terminan siendo tóxicos para los humanos que los consumen.
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